lunes, 9 de septiembre de 2013

La máquina del tiempo

Creo que gran parte del público debe conocer ya mi afición por las distopías literarias. Lo que quizá no sepan tantos es la debilidad que siento hacia la literatura anglosajona del siglo XIX. Y ya si mezclamos ambas... creo que os puede dar una idea de qué novela es la que voy a tratar aquí.


La máquina del tiempo de H.G. Wells. El tema ha sido tratado muchísimo en otros libros, en el cine y en la televisión. Es lo que se dice un clásico, un ícono de la cultura popular. La verdad es que al principio siempre da un poco de miedo acercarse a los clásicos, pero Wells tiene ese don para que, mientras lo lees, te parezca que te está hablando un buen amigo y no un intelectual como realmente era este autor.

El argumento no podía ser más sencillo: El Viajero, como llaman al protagonista, llega a su casa a una reunión de amigos diciendo que ha inventado una máquina del tiempo, con la que se ha trasladado nada más y nada menos que al año 802.701, algo que ninguno de ellos cree. A pesar de todo, les cuenta cómo allí encontró que los humanos había evolucionado a una raza llamada eloi, unos seres amigables pero carentes de inteligencia o fuerza. Más concretamente entabla una relación de amistad con la encantadora eloi Weena, que le explica cómo funciona su mundo. Sin embargo más tarde se encuentra con otras criaturas, los morlocks, que al principio confunde con esclavos de los eloi, pero pronto comprende que los morlock en realidad se alimentan de ellos... y hasta aquí puedo leer.

Debo confesar que disfruté enormemente de cada descripción que se hacía de aquel mundo del futuro, que me recordó mucho a las lecturas de mi infancia sobre viajes y aventuras como los de Gulliver, Miguel Strogoff, etc. Hacía mucho que no disfrutaba de ese tipo de novelas y ha sido un re-descubrimiento de lo más agradable.

Entre las cosas que más me gustaron del libro, está el estudio que el Viajero hace sobre las sociedades que se encuentra. Al principio, da por hecho que la debilidad de los eloi es producto de la ideología comunista, pues al eliminar el sentido de la competencia y no haber lucha alguna por la supervivencia, no había motivación para el desarrollo y las costumbres se relajaron hasta un punto irreversible. Cuando descubre a los morlock, en cambio, piensa que el sistema que se ha creado es una forma de capitalismo llevado al extremo en el que los morlocks son la clase trabajadora que ha evolucionado siendo explotada por la clase dominante, los eloi, hasta llevarlos a un punto tal en el que terminan cazándolos para subsistir.


Se trata de una novela especial no solo por la época y por ser precursora del género distópico, sino porque además aúna la ciencia-ficción con las novelas de aventuras con viajes a lugares exóticos y criaturas nunca vistas por el hombre. Quizá se pueda pensar que al tratarse de un libro que contiene muchos de mis géneros favoritos estaba destinado a gustarme... nada más lejos de la realidad, pues tiendo a ser bastante dura con las lecturas que abordan temas que disfruto, precisamente porque soy una gran lectora de ese tipo de literatura.

Cuando terminé de leerla me dejó un sabor agridulce, quería saber más, pero H.G. Wells te deja con la duda final que no hace sino engrandecer todo ese concepto de aventura y de lo ilimitado del tiempo. Se trata de un autor que disfruto mucho porque no intenta convencerte de que su forma de pensar es la correcta, sino que te expone los peligros de dejarse llevar por una forma de pensar u otra.

Aunque por otro lado, da la impresión de que ocurra lo que ocurra, el ser humano está destinado al fracaso, siempre hay un pequeño rayo de esperanza, el mismo que brilla en uno de los amigos del Viajero, que sigue esperando a que vuelva a casa para seguir contando aventuras. ¿Reales o ficticias? Quién sabe. Pero lo importante es vivirlas y compartirlas... antes de que se nos acabe el tiempo.


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