jueves, 29 de octubre de 2015

El extraordinario caso del doctor Jekyll y míster Hyde

Todo el mundo conoce al doctor Jekyll como un caballero educado y gentil, que siempre ha aspirado a ser un ciudadano serio y respetable, expectativas que parece haber alcanzado. Sin embargo, preocupa cada día más a su círculo de amigos más cercanos. Su gran amigo y notario, Utterson, no entiende por qué motivo Jekyll planea dejar su fortuna a un tal Edward Hyde, un hombre hasta entonces ajeno del que cuando pregunta solo recibe malas referencias. Jekyll reconoce sentirse obligado con Hyde y Utterson sospecha que su amigo es víctima de un chantaje. 

Escribe, Roberto Luis
No es necesario que sigamos hablando del argumento de esta celebérrima novela corta, pues raro sería encontrar a alguien, independientemente de su edad, que no conozca El extraordinario caso del doctor Jekyll y míster Hyde, relato que ya antes de su publicación estuvo acompañado de escándalo, pues se dice que el propio Robert Louis Stevenson  quemó su primer manuscrito, aterrado por el tipo de historia que estaba creando. Por suerte para todos, la reescribió desde el principio.

Su propio éxito podría considerarse también su mayor tragedia, puesto que cuando nos embarcamos en esta lectura lo hacemos conociendo la identidad de Hyde, que, sin embargo, es un misterio hasta el mismo final de la novela. Es una lástima que, estando tan deliciosamente construida para dejarte con la boca abierta al final, por su fama esto ya no es posible. 

Sin embargo, eso no le resta para nada encanto, pues a pesar de que el giro argumental es asombroso, no es menos impresionante su estilo narrativo y, especialmente, destaca su carácter alegórico sobre la naturaleza humana, sobre el bien y el mal. 

Ya adentrándonos en spoilers que, como hemos dicho, no pueden considerarse como tales, queremos destacar una concepción que entendemos equivocada del personaje, como suele ocurrir con todos los clásicos que han pasado a formar parte de la cultura popular de una forma alterada por sus numerosas adaptaciones, no siempre acertadas.

A raíz de esto se ha perpetuado la idea de que la pócima desarrollada por el doctor proporciona al que la consume una personalidad completamente nueva y volcada únicamente a hacer el mal. 

Pero si nos acercamos a la novela dejando a un lado las ideas preconcebidas y dispuestos a conocer la historia desde cero, descubrimos que esto no es cierto totalmente. El propio Jekyll nos hace saber que Hyde no es una criatura artificial que haya surgido como producto de los experimentos, sino que ha formado parte de la persona desde su nacimiento y que el verdadero propósito de la pócima es liberar los rasgos de la personalidad que mantenemos ocultos.

Todo el mundo puede matar. Todo el mundo puede hacer daño. Todo el mundo puede ser increíblemente grosero. Pero la mayoría intenta contener ciertas pasiones primarias e instintos para vivir en una sociedad y ser aceptado como miembro de la comunidad. 

Y eso es lo verdaderamente terrorífico. Todos tenemos un Hyde dentro de nosotros. Agazapado, dispuesto a salir en el momento en el que tengamos las defensas más bajas o amparados bajo el manto del anonimato. Que estas pasiones oscuras se nos hagan incontrolables, o que lo sean para alguien al que teníamos por normal, es una idea que nos perturba y nos incomoda, porque todos lo hemos temido en algún momento.

Y, en cambio, qué diferente sería si esta poción se le administrase a los peores criminales. Continuando con las explicaciones de Jekyll, el lado menos desarrollado de su personalidad, en este caso la más bondadosa, saldría a la luz. 

Con estas reflexiones, finalizamos nuestro tercer Mes del Terror. Esperamos que hayáis tomado nota, no actuéis como los pacatos victorianos que destruyen sus mejores relatos de terror: Compartid los vuestros con nosotras y animaos a leer los que aquí os hemos dejado.

viernes, 23 de octubre de 2015

El rostro

¿Cuántas cosas existen que pueden causar terror? Hay muchas discusiones con respecto a qué arquetipo del horror inspira un mayor miedo. Discusiones por todas partes: momias, vampiros, hombres lobo, muertos vivientes, demonios... y sin embargo, estamos tan empeñados en buscar el terror en lo sobrenatural que olvidamos lo que de verdad, incluso al más aficionado a este género, puede aterrorizar.

Las pesadillas.

¿No es irónico? Estamos tan acostumbrados a centrarnos en lo sobrenatural, en lo que por lógica damos por hecho que no es sino una fantasía creada a propósito para provocarnos rechazo, que olvidamos que existen terrores nocturnos en la vida real de los que ninguno de nosotros estamos libres. Por supuesto, hay otros motivos de horror en el mundo que nos rodea: la maldad está presente en forma de cacos, agresores, asesinos... pero uno puede pasar por la vida sin encontrarse con uno de ellos. Sin embargo nadie está a salvo de tener pesadillas.

Freddy sí que me daba pesadillas
Las pesadillas están tan presentes y son tan variadas que han inspirado varios libros e incluso hubo una serie de terror juvenil tanto televisiva como en forma de libros con ese título... uno de los íconos del terror, Freddy Krueger, se mueve entre los sueños de los jóvenes para vengarse por fechorías pasadas. Sin embargo, no es éste el personaje del que habla el relato de esta semana.

Si algo hace particular a E. F. Benson como autor del género de terror es su necesidad de explicar y desvelar llanamente y sin aspavientos el misterio que envuelve la historia. La tensión de sus personajes rara vez es compartida por el lector ya que desde el principio solemos tener una idea de qué atormenta a los protagonistas. Pero no es el caso de El rostro.

Hester Ward es una mujer sencilla, casada y con dos hijos que presume de tener una vida plena y maravillosamente feliz. No hay nada que pueda desear y sin embargo... hay una tormenta desatada en su mente. Y todo por un sencillo sueño. Durante toda su vida, siendo niña, Hester ha tenido el mismo sueño en el que recorría el mismo paisaje hasta llegar a un cementerio abandonado. Una vez ahí el sueño termina, pero solo para continuar a la noche siguiente con la aparición de un rostro que siempre le ha prometido que, cuando crezca, irá a por ella. Mucho ha pasado desde la última vez que lo tuvo, pero ahora el primer sueño ha reaparecido y teme la noche que está por llegar. Y no en vano, pues en esta ocasión el rostro le promete que pronto estarán juntos... un rostro que poco después identifica en un retrato de hace doscientos años.

No diré más, pues a partir de aquí se desarrolla todo el misterio. Reconozco que leí el libro con la seguridad de que pronto descubriría qué ocurría con aquel hombre misterioso de los sueños de Hester, para qué la quería y cuál sería el final. A menudo Benson nos deleita con finales felices, un caso extraño en los relatos de terror... pero me atrevería a decir que aquí, con este breve cuento, el autor se saltó todas las normas que caracterizan su estilo.
El retrato, al parecer, era un Van Eyck
Y quizá sea por eso por lo que me recorrió un escalofrío cuando solo me quedó el consuelo de elucubrar sobre qué demonios había pasado en esta historia en la que todo parece tener mucho sentido y, justo al final, sientes la realidad quebrarse por completo.

Igual que al despertar de una pesadilla.

sábado, 17 de octubre de 2015

La araña

En un pequeño hotel parisino ocurre un hecho extraño: tres hombres se han suicidado en la misma habitación. En ningún caso se encontró ningún tipo de nota, ninguno de los tres hombres tenía aparentes motivos para quitarse la vida (el tercero fue el agente que investigaba las muertes anteriores), los tres se han ahorcado con el cordón de la cortina, y lo que es más curioso: los tres se quitaron la vida en sábados sucesivos a la misma hora. Tras esto, la habitación queda vacía hasta que un joven estudiante, ante la promesa de alojamiento gratis si coopera con la policía en la resolución del caso, vuelve a llenar la habitación. Pero en lugar de buscar pistas, el estudiante prefiere observar a la bella joven que hila en el edificio de enfrente y, también, a las arañas que vagan por la habitación.


Las arañas son unos de los seres más escalofriantes que se me ocurren. Ya sea por su inquietante apariencia, su forma de moverse, o la posibilidad de recibir un pinchazo de un aguijón ponzoñoso, la mayoría de los seres humanos preferimos evitarlas en la medida de lo posible.

No es, por tanto, de extrañar que hayan inspirado el relato que hoy presentamos, La araña. Sin embargo, para mi sorpresa, esta criatura apenas está presente físicamente en el relato. La mayor parte del mismo son las anotaciones que el estudiante lleva a cabo en su diario, donde cada vez ocupa más páginas la joven hilandera a la que románticamente se refiere como Clarimonde. Aún así, la presencia, por escasa que sea, del mencionado artrópodo, enriquece enormemente la atmósfera inquietante y desapacible que se vive en el cuarto del estudiante, por mucha importancia que este quiera restarle.

Su obsesión por Clarimonde, lejos que parecer enternecedora, no deja de ser indicio de que realmente algo sobrenatural y oscuro ocurre, más aún si prestamos atención a la condición de hilandera que une a Clarimonde con el venenoso animalillo (para más inri, la raiz de la palabra "araña" en alemán, "Spinne", es la misma que "spinnen", hilar).

Con una obra tan recomendable, alabada por el mismísimo Lovecraft, no hay sino que lamentar que la producción de su autor, el germano H. H. Ewers, quien además hizo importantes aportaciones al cine surrealista de su país, se haya visto marcada por su afinidad con el partido nacionalsocialista. A pesar de ello, creo que es una pena que una producción se pierda por motivos ajenos a su calidad que, en este caso, es bien remarcable.

lunes, 12 de octubre de 2015

Las nupcias de la muerte

Una novela de terror. Si yo os pidiera que mencionarais una novela de terror lo más seguro es que la primera que se os viniera a la cabeza fuera Drácula de Bram Stoker. Y no en vano: se trata de un clásico entre clásicos que ya reseñamos aquí por tratarse de uno de los grandes favoritos de todos aquellos que lo han leído.

No vamos a empezar este especial con el tema de los vampiros que tan en boga está en los últimos años... pero casi. Este especial del Mes del Terror comenzará con un relato del mismo autor, o mejor dicho, un fragmento del mismo. La obra completa se llama La joya de las siete estrellas. A algunos les sonará porque está considerada como la segunda mejor obra de Stoker. Esta vez, en lugar de un vampiro nos encontramos con otro ser igualmente clásico y aterrador, otra figura que es incapaz de descansar eternamente: la momia. 

Reconozcámoslo: el tema de las momias ha sido muy maltratado tanto a nivel literario como cinematográfico. En comparación con otros arquetipos no ha sido muy utilizado y cuando se ha hecho se ha puesto más hincapié en la aventura y el romance que en el propio terror de esa criatura que vuelve de entre los muertos para... ¿qué? ¿Qué puede querer una momia de nosotros? Los vampiros buscan la sangre, los zombies nuestro cerebro, pero ¿una momia?

La dificultad de manejar este arquetipo reside precisamente ahí, en la dificultad para justificar el ataque de la misma. Y sin embargo, Bram Stoker utiliza esa dificultad para envolver todo su relato con una sombra de misterio y duda que no nos abandona en ningún momento. 

Un arqueólogo llamado Abel Trelawny se reúne en su casa con su hija Margaret, el prometido de la chica, Malcolm, y un par de hombres más. El objetivo es sencillo en apariencia y complicado en forma: a través de una mezcla de esoterismo y ciencia, principalmente utilizando la luz eléctrica, pretende reanimar el cuerpo de una faraona egipcia, la reina Tera, que guarda celosamente en su mansión. Poco a poco, la tensión de las preparaciones, los malos augurios y los cambios de humor que se suceden entre los protagonistas contribuyen a crear una atmósfera agobiante.

Hatshepsut, la mujer faraón cuyo descubrimiento inspiró esta obra
Tanto es así, que el final fue censurado. Tal como lo leéis: el final, catastrófico como poco, fue eliminado y se obligó al autor a reescribir un final no ya edulcorado, sino completamente contrario a lo que había concebido en un principio. Un final feliz.

Las nupcias de la muerte, un breve relato incluido en el libro Los cuentos de medianoche de Bram Stoker nos trae de vuelta el final original de la novela. Al leerlo he podido entender por qué pidieron que lo retirara: me encontraba a mí misma sentada en una cafetería mientras leía, removiéndome incómoda en mi asiento mientras trataba de que la gente no notara mi desasosiego. Me quedaba contando las páginas que quedaban para el final. No porque se me hiciera infumable, aburrido, ni nada por el estilo, sino porque la tensión era tanta que no podía creer que la tensión fuera escalando todavía más, que un hombre que ya me había fascinado con Drácula fuera capaz de hacerme sufrir tanto con una atmósfera tan asfixiante y maravillosa. 

Uno cree saber por dónde van a ir los tiros cuando se descubre el extremo parecido entre Tera y Margaret, pero nada más lejos de la realidad. Y sin embargo, quiero hacer notar el hecho de que Bram Stoker, al contrario que la mayoría de sus contemporáneos, hizo aquí lo mismo que en Drácula: reivindicar la inteligencia y la independencia de las mujeres, algo que empezaba a despuntar en su época pero que aún no estaba completamente aceptado.

Cuando todo termina, a pesar de haber estado contando las páginas, tienes la sensación de que necesitas más. Necesitas más explicaciones. Te sientes como el protagonista de la obra, el pobre Malcolm, que no entiende nada y a la vez, no necesita más para saber lo que ha ocurrido. Y como él, lo único que te queda, es pasar página y tratar de olvidar algo que, de todos modos, no dejará de darte vueltas en la cabeza.

domingo, 4 de octubre de 2015

Especial Mes del Terror - III Edición

Tras un verano y parte del otoño recluidas a causa de trabajo, mudanzas y asuntos varios que a nadie le interesan, ha llegado el olor a castañas y a huesos de santo que trae consigo el mes de octubre. Y, con él, el especial Mes del Terror que ya hemos estado haciendo desde hace un par de años.


Aún no estamos asentadas como para actualizar con la frecuencia acostumbrada, hemos intentado hacerlo durante los meses pasados sin éxito. Sin embargo, no queríamos faltar a esta, una de las citas más especiales del año para nosotras.


No podemos asegurar cuatro relatos como venimos haciendo, pero sí que algunas historias terroríficas iremos dejando a lo largo de este mes. Si no podéis esperar a la primera, pinchando cualquier imagen podéis ver todas las obras de terror de las que hemos hablado hasta la fecha.




Y, tras esta escueta introducción solo me queda desearos ¡que paséis mucho miedo!
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