lunes, 30 de noviembre de 2015

La metamorfosis

Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. 


Así comienza la tragedia  de un joven trabajador que, a pesar de su cambio físico, no pierde la conciencia de su ser ni su raciocino, del mismo modo que sigue entendiendo el lenguaje de sus familiares, aunque su nueva condición no le permita reproducir los sonidos.

Novela brevísima de Franz Kafka, el perturbado autor de Bohemia, La metamorfosis es una desgarradora alegoría maravillosamente narrada de la sociedad que, por desgracia, en ciertos aspectos no ha cambiado desde la publicación de esta obra.

A pesar de ser una visión repulsiva para el resto de personajes, Gregor se nos muestra como un ser lleno de amor y abnegación que en ningún momento deja de esforzarse por el bien de su familia, cuya desgracia por su propia causa lo atormenta: no solo es un monstruo a sus ojos, sino que, al quedar impedido, no puede trabajar para mantenerlos, por lo que los ancianos padres se ven forzados a trabajar, al igual que la hermanita, cuyo talento como violinista no podrá desarrollarse. Además, tienen ahora que alimentar al insecto que está encerrado en una de las habitaciones…

A Gregor realmente no le incomoda demasiado su nueva apariencia, se la toma con una naturalidad sorprendente. De hecho, su intención es continuar con su vida y volver al trabajo, idea que pronto tiene que desechar. Es el ser considerado una aberración y una carga por los que más quiere lo que lo mortifica.

La familia Samsa, por otro lado, resulta desesperantemente desagradable. Nunca llegan a intimar ni conocer a Gregor como los lectores, y el rechazo que le profesan al insecto es descorazonador. Si bien le procuran una habitación y alimentos y lamentan la pérdida del hijo o hermano, no se molestan por comprobar que Gregor sigue siendo el mismo, que bajo su exoesqueleto continúa viviendo un alma dulce que los adora y que, si se esconde, es para que no tengan que sufrir con su repulsiva apariencia.

Quizás lo más desalentador es que las reacciones de los padres y la hermana, cada una distinta, son perfectamente comprensibles. Miedo, repulsión, negación, resignación… Sería una locura no temer a  un escarabajo gigante. Y, sin embargo, ese bicho inmundo no deja de ser un hijo o hermano enfermo y necesitado de ayuda, pero al que es más fácil dejar de lado en lugar de tragarse el asco e intentar ayudar. Es doloroso desde el punto de vista del lector, que entiende la terrible situación de Gregor, enfrentarse a la cruda realidad de nuestra naturaleza humana y darse cuenta de lo reales que son todos estos personajes.

Uno de los puntos más llamativos y terribles es, quizá, cuando Gregor se da cuenta de lo prescindible que resulta para una familia que él mismo se había cargado a la espalda. Había sido el eje central, trabajaba por y para ellos, siempre sacrificándose... pero ahora se enfrenta al hecho de que su sacrificio no era sino un abuso continuado por parte de una familia que se acomodó a su costa. Le hicieron creerse necesario para después desdeñarlo y seguir adelante con más energía que cuando él estaba a su lado.

Kafka supo plasmar todas las emociones de sus personajes en el libro, en el que volcó sus demonios interiores. Un relato estremecedor sobre la soledad, el dolor y el egoísmo, pero también sobre el amor y el sacrificio.

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