lunes, 28 de diciembre de 2015

Premios Koreander - IV Edición

¿Será verdad o será una inocentada?

Señores, crean lo que ven sus ojos. Por cuarta vez tenemos el gran honor de darles la bienvenida a la entrega de los Premios Koreander, en los que en cada época Navideña premiamos simbólicamente a los libros que más nos han llegado de acuerdo a una serie de categorías que nos vamos inventando.

Y, como cada año, empezamos con los requisitos que debe seguir un libro para ser candidato a un Premio Koreander:
  1. Deben ser libros que alguna de las autoras del blog haya leído ese año, no importa cuándo fueran escritos. 
  2. Tienen que llamar la atención de las mismas de un modo especial, sobresaliendo por encima otros de su género, de modo que tenga un aspecto que lo caracterice como parte de alguna de las categorías.
  3. No son válidos relatos cortos o poemas, a no ser que se trate de una obra de recopilación. La obra premiada debe ser mínimamente extensa, como una novela corta.
  4. No se premian sagas completas, tan solo un único libro por saga y año. 
  5. Se tendrán especialemente en cuenta las recomendaciones de los lectores del blog a la hora de leer para nominar. Aunque eso no garantice que consiga el premio. Ya sabéis, a participar de forma más activa. En próximas ediciones agradeceremos a aquellos que nos hayan recomendado algún libro, haya o no ganado. En el caso de que gane, además, lo incluiremos junto al nombre del libro premiado. 
  6. Nos comprometemos a hacer una crítica de todos los libros recomendados y premiados, ya sea antes o después de la edición correspondiente, siempre y cuando sean libros de ficción. Esto no significa que libros no ficticios puedan comentarse en algún momento.
  7. Los Premios tendrán lugar cada mes de diciembre. Esto significa que solo entran en concurso los libros leídos entre enero y diciembre del año en que se otorga el Premio. 
  8. Una misma obra no puede estar en dos categorías a la vez ni ganar el premio en más de un certamen.
Para seguir, un repaso a las categorías que este año queremos distinguir:

La obra más terrorífica.
La obra más instructiva.
La obra más trágica.
La obra más cómica.
La obra más épica.
La obra más impredecible.
La obra más sorprendente.
La obra más hermosa.
La obra más tierna.
La obra más imaginativa.
La obra más decepcionante.

Y, finalmente, ¡recibamos con un redoble de tambor a los ganadores de este año!


No me peguéis por poner esta tontería, por favor.

Ganadora del Premio a la obra más terrorífica: Dracula de Bram Stoker.
Clásico de la literatura de terror donde los haya, el famoso conde transilvano ha atemorizado a generaciones de lectores desde que la novela que lleva su nombre viera la luz en 1897. En una era en la que los vampiros han perdido su carácter terrorífico en pro de nuevas facetas que poco tienen que ver con los originales, queremos recordar a la genial novela que, junto con Carmilla y El vampiro, definió la imagen del chupasangres que, a pesar de las nuevas tendencias, sigue formando parte del imaginario colectivo.

Ganadora del Premio a la obra más instructiva: La diosa blanca de Robert Graves.
¿Quién no ha oído hablar de la famosísima novela Yo, Claudio? El libro que aquí proponemos es obra del mismo autor. En esta ocasión, presentamos un interesante ensayo, una "gramática histórica del mito poético" donde Graves vuelca sus investigaciones en religiones y mitologías variadas, a la vez que introduce al lector en el mundo de la poesía, sin dejar de lado la crítica social.

Ganadora del Premio a la obra más trágica: La metamorfosis de Franz Kafka.
Dolorosa historia de un joven transformado en insecto, quizás su rasgo más triste es que sea es algo más que un simple relato de ficción, una alegoría de la sociedad que, a pesar de lo mucho que ha llovido desde que Kafka hiciera mover su pluma, no ha cambiado prácticamente.

Ganadora del Premio a la obra más cómica: Buenos presagios de Terry Pratchett y Neil Gaiman.
Tal y como predijo Agnes la Chalada, el Anticristo está entre nosotros. La batalla final entre el Cielo y la Tierra es inminente. Sin embargo, un ángel y un demonio demasiado humanizados tras pasar siglos infiltrados entre los hombres intentarán impedirlo. Pero un intercambio de bebés hacen que pierdan de vista al Vástago de Satán. Brujas, cazadores y los cuatro moteros del Apocalipsis completan el cuadro de personajes de esta hilarante locura traída de la mano de dos autores célebres por su imaginación y sentido del humor.

Ganadora del Premio a la obra más épica: Beowulf.
Epopeya anglosajona, de autor y fecha de composición desconocidos, que narra las hazañas del héroe gauta Beowulf, capaz de derrotar a jotuns y dragones. De importancia comparable al Cantar de mío Cid o El anillo del Nibelungo, este poema épico ha sido tratado por innumerables estudiosos, siendo JRR Tolkien uno de los más notables.

Ganadora del Premio a la obra más compleja: El nombre de la rosa de Umberto Eco.
Novela oscura donde las haya, ni su propio nombre tiene un significado claro. A diferencia de su adaptación fílmica (genial, por otra parte), no es simplemente una novela de crímenes y misterios. Para poder disfrutarla, hay que hacer el complicado ejercicio de ponerse en la piel de personas tan diferentes a nosotros como monjes medievales para así poder comprender sus motivaciones, inquietudes y filosofía... Y también soportar la larga descripción de alguna que otra revelación mística.

Ganadora del Premio a la obra más impredecible: Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos.
Todo vale en el amor y la guerra, pero en la guerra de la seducción, nadie como de Merteuil y Valmont. Esta pareja de libertinos traerán a más de uno de cabeza con sus conquistas y venganzas. Quiénes serán sus próximas víctimas y de qué modo conseguirán doblegarlas son dos de las preguntas que nos hacemos ante esta novela llena de reveses y escándalos.

Ganadora del Premio a la obra más sorprendente: La quinta ola de Rick Yancey.
Sin dejar de pertenecer al popular grupo de novelas (post) apocalípticas que tanto abundan hoy en día, La quinta ola nos ha conseguido llamar la atención para bien. Un historia bastante digna y personajes coherentes en el primer volumen de una trilogía que esperemos no nos decepcione.

Ganadora del Premio a la obra más hermosa: Peter Pan en los jardines de Kensington de J M Barrie.
Conozcan las costumbres de las hadas en un relato que narra las aventuras del niño que no quería crecer antes de su aparición en Peter Pan y Wendy. Si queréis conocer la vida de Peter antes de conocer a los tres hermanos Darling, no dudéis en echarle un vistazo.

Ganadora del Premio a la obra más tierna: La fórmula preferida del profesor de Yoko Ogawa.
La historia de una asistenta doméstica y madre soltera que debe hacerse cargo de un huraño y anciano profesor de matemáticas cuya memoria solo dura 80 minutos. Contra todo pronóstico, la mujer será capaz de tocar el corazón del profesor, quien se encariñará con ella y su hijo, al que comienza a instruir en los números, haciendo las veces de maestro y abuelo.

Ganadora del Premio a la obra más imaginativa: El Imperio Final de Brandon Sanderson.
En el primer libro de su trilogía Nacidos de la bruma, Sanderson nos propone un mundo de ceniza donde las plantas son marrones, el amo supremo gobierna desde hace siglos gracias a su inmortalidad y una serie de humanos especiales, los neblinos, son capaces de asimilar metales para hacer magia basándose en principios físicos. Si no os parece suficiente imaginativo, no sabemos qué será lo que os satisfaga.

Premio especial a la obra más decepcionante: Utopia de Tomás Moro.
Aunque su importancia es innegable, las ideas de este santo han resultado un poco absurdas. Además de que su corta extensión no evita que se haga largo.

Estas han sido nuestras propuestas. ¿Y las vuestras? ¿A quiénes premiaríais? ¡Dejádnoslas en los comentarios!

¡El equipo de Koreander en Bibliópolis os desea que el año que entra venga cargado de lecturas y muchas más cositas buenas!

sábado, 19 de diciembre de 2015

Demian

Debo reconocer que comencé este libro sin muchas expectativas. No hacía mucho que había leído El lobo estepario, también de Hermann Hesse, y, la verdad, es que dejó bastante fría. No por ser un mal libro o carecer el autor de talento, sino porque no terminé de pillarle el punto, había algo que se me escapaba. Seguramente su lectura no llegaba en el mejor momento.

Con todo, al final me atreví con Demian, novela bastante corta publicada en 1919, pocos años después del fin de la Gran Guerra. Quizás por hubiera visto años tras años el título en la querida estantería paterna y eso me lo convertían en una obra más amiga. Quizás porque me seducía la cálida voz del narrador del audiolibro que había encontrado. Quizás porque quise darle una segunda oportunidad a un autor que reconocía como bueno. El caso es que, finalmente, conocí a Max Demian.

El estilo característico de Hesse quedó claro ya en los primeros párrafos. Depurado, claro, donde no se deja nada al azar, ni una palabra falta y ni una palabra sobra. Exacto y preciso, sin estar exento de lirismo, sutil y hermoso. Esto, ciertamente, era algo que ya pude apreciar en El lobo estepario, si bien me pareció que la belleza, de marcados contrastes, era aún más viva (magnífica la contraposición el mundo de luz y el de oscuridad que el protagonista hace al comienzo, de una belleza y una candidez tan conmovedoras que te obliga a continuar buscando más).

Como reza un subtítulo cada vez más olvidado, Historia de la juventud de Emil Sinclair, conocemos la infancia, adolescencia y juventud de este personaje de mano de una versión más adulta de él mismo. Hijo de buena familia, Emil no tarda en ver cómo se produce la ruptura con la rectitud y la seguridad del hogar cuando malas influencias externas comienzan a aparecer en su vida. Comenzará a ver el mundo fuera del amable y pulcro ámbito familiar, un mundo cruel y sucio, donde las personas se valen de mentiras, chantajes y demás diabluras para conseguir sus objetivos. Un lugar donde imperan vicio, maldad y desorden.

Como a todos nos ocurre tarde o temprano, Emil debe dejar el nido, enfrentarse a la suciedad exterior
Amanecer en el océano, de Vladimir Kush
y buscar su propio mundo de luz. De la infancia a la adolescencia y de la adolescencia a la juventud, los retos y tentaciones que salen al paso de Emil son cada vez más difíciles de sortear y, a la vez que irá conociendo las maldades y bondades del mundo en el que ha sido arrojado, deberá conocer las suyas propias.

Muchas veces Emil se encontrará traicionándose a sí mismo, puesto que el camino que recorre es confuso. En ocasiones, estará solo. Y mientras tanto, sus dudas y miedos van creciendo. Las cuestiones clásicas quiénes somos y de dónde venimos. Si existe Dios, quién es. Cuál es el modo correcto de actuar.

Pero tarde o temprano, a pesar de su soledad, la figura de Max Demian, amigo, mentor, y ángel de la guarda, un compañera de escuela un poco mayor que él, siempre acaba apareciendo para ayudar a Emil a expandir sus horizontes y a no perderse en el camino. Nunca conforme con los cánones convencionales, Demian anima a su amigo a reflexionar sobre el bien y el mal, la religión y el poder de la mente.

Búsqueda de la propia identidad, psicoanálisis, gnosticismo, despertar de las pasiones y una amor fraternal conmovedor en el más claro ejemplo de bildungsroman (o novela de desarrollo), que impactó fuertemente a toda unageneración de jóvenes que sufrieron la guerra y que fue catalogada por el contemporáneo de Hesse, el también escritor Thomas Mann, como obra maestra.

Y creo que no hace falta añadir que me ha encantado.
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