jueves, 31 de marzo de 2016

El castillo en el aire

En Zanzib, el joven mercader de alfombras Abdullah lleva una vida de lo más anodina al frente de un negocio de alfombras y soportando a sus insoportables parientes. Por eso no deja de soñar con que es el hijo perdido de algún rey, recogido y criado por un mercader, y que está destinado a casarse con una princesa. Su aburrimiento acaba cuando un extranjero le vende una alfombra voladora que lo llevará al jardín de la más bella e inteligente princesa. Las ensoñaciones de Abdullah se van haciendo reales, mientras se las tiene que ver con genios protestones, bandidos feroces, sultanes vengativos, demonios malos y buenos (o no tan buenos) y una gata capaz de transformarse en pantera.

Secuela de El castillo ambulante, que tomó como referencia los cuentos tradicionales europeos, El castillo en el aire bebe en esta ocasión, como creo que ya habréis notado, de fuentes más orientales, principalmente de las Mil y una noches. Sin ir más lejos, Abdullah guarda muchas semejanzas con héroes como Aladdin o Simbad, además que son muchos los elementos que se rescatan de estos cuentos (alfombras mágicas, genios embotellados, bandidos...).

Aunque nada de lo mencionado nos recuerde a Howl y Sophie (salvo quizás la condena inicial de esta y Abdullah a no vivir aventuras), yo recomendaría leer los libros en el orden en el que fueron escritos. Es cierto que Sophie y sus compañeros no aparecen sino como secundarios hasta casi al final (o quizás no tan al final), pero aunque sea breve la aparición de nuestro amigos de Ingary, y a pesar de que se pueda seguir la historia sin problema, se disfrutará mucho más sabiendo quienes son estos personajes que irrumpen tan estrepitosamente. Además de que hay ciertos guiños a El castillo abulante que pierden bastante gracia si no se ha leído esta primero.

Cabe destacar que en El castillo en el aire personajes siguen siendo encantadores y el punto principal de la novela. En esta ocasión, el rol protagónico corresponde principalmente a Abdullah, el zalamero mercader de prodigiosa imaginación y tesón asombroso que, como todo príncipe de cuento, debe rescatar a su dama en apuros. Pero Flor-en-la-noche no es de esas princesas que necesitan ser salvadas (y como ella, muchas otras), si bien una ayuda nuna viene mal.

Son muchísimos los personajes con los que encariñarse: El soldado amante de los gatos, así como la gata Medianoche y su pequeño Mequetrefe, el genio o a la alfombra (que, aunque no lo parezca, es un personaje más), el agradecido Jamal y su perro de malas pulgas, o la pléyade de princesas. Incluso los demonios liantes y las dos sobrinas gordas son entrañables. Aunque creo que mi personaje favorito ha sido Beatrice, esa princesa no especialmente agraciada, pero inteligente y de armas tomar.

Aunque lo veo claramente enfocado a un público muy joven, por no decir infantil. es una historia divertidísima y llena de imaginación que puede hacer las delicias de cualquiera, no importa la edad que tenga. Una vez más, Diane Wynne Jones nos regala un cuento lleno de ingenio y magia, con preciosas lecciones sobre la madurez o los roles de género, con bonitas descripciones y tan ágil y accesible que se lee casi de una sentada.

Aunque sé que muchos prefieren El castillo ambulante (quizás esperaban mayor presencia de Howl y demás o les chocó el cambio tan radical de escenario), yo he disfrutado algo más la lectura de este segundo libro (quizás porque este no se ha adaptado al cine y no tenía película para comparar). En cualquier caso, no deja de ser una opción perfecta para quienes quieran leer una historia bonita y amable, llena de ternura y optimismo. Y, por supuesto, a quienes El castillo ambulante les haya dejado con ganas de más.

martes, 8 de marzo de 2016

Lavinia

Y es que Eneas estaba cachitas.
Escultura de Bernini
Eneas es, sin lugar a dudas, uno de los héroes más célebres de las antiguas Grecia y Roma. Hijo de una diosa y un príncipe troyano, tuvo uno de los papeles más destacados durante la lucha contra los aqueos y, tras la caída de la ciudad, consiguió escapar con su padre e hijo, comenzando así una serie de aventuras y peregrinajes, narrados por Virgilio en La Eneida, que lo llevarían finalmente al Lacio, donde fue rey de una estirpe que alcanzaría a Romúlo y Remo, fundadores de Roma.

Son muchos los personajes memorables y de gran peso en La Eneida, empezando por el mencionado Eneas y siguiendo con Dido, reina de Cartago, pasando por su rival Turno, Latino, o los héroes de Troya.

Ursula K LeGuin, afamada autora de fantasía (Historias de Terramar) y ciencia ficción (saga Ekumen), da sin embargo voz a un personaje que en la obra de Virgilio no pronunció palabra, Lavinia, hija del rey Latino. Nombrada tan solo 11 veces en un libro tan extenso como La Eneida, Lavinia debería considerarse un personaje menor, una mera figura decorativa. Sin embargo, como es más que sabido, se convertirá en la esposa de Eneas, gracias a lo cual el troyano se convierte en rey del Lacio y padre del pueblo romano. La madre de Roma debería tener algo que decir. Esta es la base de la que LeGuin parte.

Narrada en primera persona, aunque de forma no estrictamente cronológica, la propia Lavinia narra los momentos más importantes de su vida, partiendo desde su infancia. Me ha gustado especialmente el retrato de la vida diaria en la Italia prerromana, con sus dioses aún por "grecalizarse", así como los deberes que debían atender los gobernantes, bastante diferentes a la figura que hoy entendemos por miembro de la realeza, ya que Lavinia aparece recogiendo sal en las salinas, tejiendo la ropa de la familia, o asistiendo a su padre en sacrificios.


Eneas ante Dido.
A alguien más especializado le podrían parecer algo pobres las costumbres "italianas", pero para un lector que como yo solo busca distraerse con un historia buena y coherente es más que suficiente. LeGuin sabe bien dónde se mete y toca solo los puntos donde se siente más cómoda y la complicada documentación se lo permite, evitando enredarse en asuntos que escapan a su dominio.

Aunque reconoce haberse tomado ciertas libertades con respecto al marco histórico, no suponen elementos discordantes, sino que se integran bien en la trama, por no decir que en muchos casos son para no romper en exceso con el imaginario colectivo.

Cabe mencionar que, a pesar de que no aparecen los dioses, sí que aparecen algunas apariciones sobrenaturales, como la del propio Virgilio, que en su lecho de muerte puede no solo acercarse al Hades, sino penetrar en su propia obra magna.


Dante y Virgilio en el Infierno, de Bouguereux

Bien hilado con el poema épico, rescata gran parte de los sucesos que acontecen a Eneas desde que llegó a la península itálica, sin contradecirse y respetando la obra del poeta. En palabras de LeGuin, su Lavinia es "un acto de gratitud hacia el poeta, una ofrenda amorosa" a quien tanto le hizo disfrutar.

Se da bastante por sabido. Personajes y acontecimientos de La Eneida se tratan de forma familiar. Puede despistar a quienes no estén familiarizados con el poema de Virgilio y la mitología clásica. Aunque realmente no es muy complicado de seguir más allá de algún despiste puntual, sí que es cierto que los aficionados al mundo clásico lo disfrutaran más que aquellos que no estén familiarizados con él. Es más para los ya iniciados que para iniciar.

Tampoco es que sea una novela redonda. Para mi gusto se insiste demasiado en la fortaleza y valía de Lavinia, mujer en un mundo de hombres. Me explico. El personaje de Lavinia está bien construido y efectivamente es fuerte y valerosa, pero personalmente disfruto más cuando esto se demuestra con acciones que cuando detiene la narración para recordar que está en desventaja y sus ideas no se tendrán en cuenta por ser mujer.


También me resulta demasiado conveniente el amor tan ideal que se profesan Lavinia y su marido, teniendo en cuenta que se casaron sin conocerse, por orden de un oráculo, y apenas convivieron juntos después de la boda. Como también es demasiado conveniente que Ascanio no de pie con bola, mientras que Silvio sea un digno hijo de su padre.

Lavinia es un libro que, a pesar de no ser el mejor de esta gran autora, he disfrutado mucho. Da un poco de miedo hincarle el diente a una novela de corte histórico cuando la autora es famosa por sus numerosas obras de carácter fantástico, pero LeGuin es una escritora excelente que no solo nos deleita con su forma de narrar, sino que gracias a su gran cultura y talento puede explorar temas diversos, además de ser sensata y saber cuáles son sus limitaciones.

Como aficionada a la mitología clásica y feminista convencida (parece mentira que a estas alturas esto tenga que decirse), no puedo sino recomendarla a cualquiera que comparta esta afición y esta idea.
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